Memoria viva de la Cuba indígena

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Ilustración por Jennifer Ancizar

Antes de comenzar un libro a veces siento un silencio sobrecogedor, otras veces me contamina el ruido de una ciudad, de un siglo, o de un autor. Cuando empecé a leer Cuba indígena hoy: Sus rostros y ADN me acompañaba una música, la canción ritual del Sol y la Luna que escuché el día de su presentación al público. Aquellas voces regresaban como un eco en cada página, para guiar mi voluntad permanente de acercarme al centro de esa espiral que encierra a la identidad y la memoria.

Este libro se lanza a reivindicar una zona de la memoria a menudo relegada del constructo de la identidad nacional en Cuba, y se recrea en la posibilidad de desafiar esas verdades que se acumulan en la letra impresa, en los discursos, y en los saberes anquilosados. El propósito de su publicación es contribuir con datos precisos a la puesta en valor de la dimensión indígena de la Isla, condenada al silencio por la imagen de la extinción definitiva de los pobladores precolombinos.

Cuba indígena hoy… reúne los criterios de un grupo multidisciplinario de especialistas que consiguieron documentar el legado de comunidades herederas de los habitantes originarios de Cuba. Ofrece evidencias que impulsan un cambio en la percepción histórica. Para conseguir ese propósito el libro alude a errores que materializan la fuerza de la colonialidad y el poder, nociones perpetuadas en gran medida “a causa de definiciones de la indigenidad plagadas de conceptos racistas y eurocéntricos establecidos desde la colonia española y reforzados por la academia europea y norteamericana, junto a la labor de algunos investigadores del período neocolonial y de la actualidad cubana”1.

Su recurso más poderoso es el diálogo. En sus páginas dialoga el valor expresivo y comunicativo de la fotografía con un riguroso estudio genético; asimismo se convierte en un sitio fecundo para el entrecruzamiento de saberes sensibles y saberes científicos, en un intento de ponderar las expresiones auténticas y relevantes para comprender este fenómeno de supervivencia cultural. Las imágenes que se despliegan a lo largo del libro, tomadas por los fotógrafos Héctor Garrido y Julio Larramendi, mueven la sensibilidad y hacen tangible una definición de lo indocubano.

En el primer apartado del libro Héctor Garrido nos habla de motivaciones y aspiraciones. Describe la génesis de «Cuba indígena», el proyecto que condujo a este libro y que continúa en marcha para profundizar en la memoria activa de estas comunidades y su continuidad histórica. Los siguientes capítulos presentan disertaciones desde la perspectiva de la genética, la antropología, la arqueología, la sociología y la historia. Se trata de ensayos científicos que atienden a la evolución demográfica de Cuba y apelan directamente al asunto de la pervivencia del componente amerindio, tanto en la huella biológica manifestada en el ADN, como en el impacto cultural resguardado por varias generaciones familiares de estirpe indocubana.

El apartado que lleva la firma de Alejandro Hartman, historiador de la ciudad de Baracoa y figura clave para el desarrollo del proyecto «Cuba indígena», incluye una breve descripción de costumbres, tradiciones y esencias del conocimiento de estas familias. Entre los elementos presentados se incluye el consumo del casabe (alimento elaborado con yuca y producido por los nativos americanos arahuacos, taínos y caribes), la práctica de una agricultura tradicional y sostenible, la artesanía, los remedios para la cura de enfermedades y la relación espiritual con la naturaleza; estos trazan una línea de dependencia con el pasado y el presente indígena.

El especialista Enrique J. Gómez Cabezas ofrece una mirada sociológica a los núcleos familiares actuales con el propósito de profundizar en las características de los grupos estudiados: esa “gran familia” extendida en las montañas del oriente cubano, región donde se detectó un por ciento notable de información genética procedente de ancestros aborígenes. Sus acercamientos permiten establecer un panorama de lo indocubano en la realidad contemporánea a partir de entrevistas que indagan en los orígenes, en la memoria de los abuelos, en el entendimiento de la indigenidad.

El texto central del libro se titula “Cuba indígena: Huellas en el ADN”. Escrito por Beatriz Marcheco, investigadora del Centro Nacional de Genética Médica, precisa los datos obtenidos al analizar las muestras de ADN de individuos pertenecientes a los identificados por los especialistas desde hace décadas como “pueblos de indios”. La doctora Marcheco afirma que como promedio poseen un 45,7 % de su información genética procedente de ancestros europeos, 25,4 % de ancestros africanos, 20,2 % de origen amerindio y 8,6 % de origen asiático; de esta manera se ha determinado que el grupo muestra, en comparación con los resultados obtenidos en el resto de la Isla, más del doble del porcentaje de genes de origen amerindio.

En su disertación, con una prosa iluminada y despojada de oscuros tecnicismos, Beatriz Marcheco advierte cómo pueden interpretarse en el ADN las marcas de la violencia inherente al proceso de conquista y colonización. Insiste en que la posibilidad de rescatar la pertenencia del componente indígena a nuestro sustrato cultural no puede significar pasar por alto el atroz genocidio que condujo a la destrucción de la estructura social indígena.

“Junto a la dramática debacle de la población autóctona y su masivo exterminio, un doble sacrificio se impuso, sobre todo, al limitado número de mujeres que sobrevivieron: el dolor de aceptar la pérdida de sus seres más queridos como parte de una traumática devastación de sus vidas y el de someterse a la vez a la voluntad del colonizador, en todos los sentidos. Fueron ellas y aun en esas condiciones, quienes procrearon descendientes que a lo largo de poco más de 500 años han trasladado de generación en generación y en cada una de sus células, donde habita el ADN, la imborrable huella de esa historia.”2

Cuba indígena hoy: Sus rostros y ADN ha sido publicado por Ediciones Polymita y con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo (AECID). Sus páginas abren caminos necesarios para continuar explorando el patrimonio indígena del Caribe. Las cifras y los datos que allí se reúnen nos hablan de la resistencia, del mestizaje, y de las estrategias de supervivencia ante la violencia real y simbólica.


1 José Barreiro: “Persistencia en la raíz”, Cuba indígena hoy: Sus rostros y ADN, Ediciones Polymita.
2 Beatriz Marcheco: “Cuba indígena: Huellas en el ADN”, Cuba indígena hoy: Sus rostros y ADN.

  • racismo
  • colonialidad
  • indígenas
  • pobladores originarios

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Gabriela Ortiz Martínez

Licenciada en Letras por la Universidad de La Habana. Ha trabajado como redactora web, dedicada a temas relacionados con el patrimonio cultural.