Durante los días 13, 14 y 15 de abril, se desarrolló el I Torneo Presencial de Slam en Cuba. Una competición de poesía hablada con poetas de varios lugares de Cuba. El evento tuvo lugar en Habana Espacios Creativos , un laboratorio para la experimentación multidisciplinar y apoyo a la joven creación, ubicado en el municipio Habana Vieja.
Según Luz de Cuba ‒slammer de Àṣẹ Poetry Slam , Abya Yala Poetry Slam y World Poetry Slam Organization ‒ organizadora principal del evento, la producción empezó desde diciembre de 2022. Ella y Mavel Valdés, fotógrafa y coordinadora de Àṣẹ Poetry Slam, se preparaban para impulsar un proyecto autogestionado, con pocos recursos y con lo que califica “una desventaja cultural”: el poco interés de jóvenes en la poesía hablada o spoken word.
El Slam es un recital competitivo de poesía, con micrófono abierto, público y jurado. Un evento para la interpretación de textos y representaciones teatrales. Surgió entre los años 1985 y 1987, en un club de jazz de Chicago, gracias al poeta y trabajador de la construcción Mark Kelly Smith , creador del Chicago Poetry Ensemble en 1986.
Kelly quería sacar a la poesía del espacio académico. “El punto no son los puntos, el punto es la poesía”, es una frase famosa en el Slam. El punto era, es y será, la poesía nacida de todas partes, de todos los barrios.
Slam Cuba 2023
Luz de Cuba comenta que “el Abya Yala Poetry Slam surge en medio de la pandemia, constituido por todos los países de América. Nos unimos con Àṣẹ Poetry Slam, que es el nombre identitario de la competencia en Cuba. A los meses nace el World Poetry Slam Organization, agrupando a todos los países del mundo que hacen Slam. Teníamos la deuda de realizar un Slam propio de Cuba y gracias la propuesta de la slammaster de Costa Rica, Insenia Masnger, estuvieron los impulsos primarios para este evento”.
Con un jurado de lujo y de una vasta trayectoria, proveniente de países como Alemania, México, Chile, Costa Rica y Cuba, el 13 de abril arrancó el I Torneo de Slam en Cuba. Luego de las palabras de bienvenida, les doce participantes de esta competición se dividieron en dos grupos (A y B). El grupo A quedó conformado por 6 poetas: Max Fonseca, Emily Dumois, Papagoza, Gertrudis Durán, Andy Ruiz y Liober Griñán. Y el grupo B, al que le correspondía enfrentarse el 14 de abril, por: Plácido Pasillo, Patricia Rodda, Yordanis Febles, Irina Rodríguez, Damarys Benavides y Thalía Morán. Cada encuentro contó con tres rondas.
“La esencia de un Slam son los poetas, un Slam sin poetas no es nada. Por lo que he visto aquí y a donde he ido, la mayor parte de les poetas vienen de zonas periféricas, marginales. Son personas migrantes en varias ocasiones, que hablan desde sus experiencias de dolor ante el racismo, la xenofobia, el sexismo. El Slam lo he visto como un espacio político, puedes ver que la mayoría de la gente que estamos aquí somos negras, y si se habla desde ahí, ya es político”. Así nos explicó Afibola Sifunola, jurado del evento. La poeta slammer enfatizó en el aporte cultural del torneo a la poesía en Cuba: “brinda visibilidad y calidad. El fuego de la competencia ayuda a quienes compiten a tener una visión de cómo son las competiciones en otros lugares del mundo”.
Para la calificación del Slam se tienen en cuenta tres reglas, las cuales tienen diferentes formas de penalizar dependiendo del país que desarrolle el evento. Para la interpretación de los poemas:
- Se permite leer, memorizar o hasta improvisar, y puedes utilizar recursos vocales y corporales.
- No es permitido leer poemas que no sean de propia autoría.
- No se permite utilizar accesorios, ni disfraces.
- El tiempo límite de cada poema es de 3 minutos.
En la competencia del grupo A, las poesías abordaron temáticas relacionadas con la autoestima, vivencias cotidianas, feminismos, esperanzas de amores que se van, entre otros sentires que nos hicieron pensar y cuestionar nuestros usos del tiempo de la vida. Pudimos disfrutar, en la 3ra ronda del primer día, a la poeta afrotransfeminista Max Fonseca recitando “Soy poesía”, versos construidos por su determinación y resistencia. “La inspiración sale del corazón, de La Habana Vieja, del vino tinto. Personas como Afibola, Oliver, Pasita, fueron mis musas; me gusta este nuevo proyecto, me puse para mí misma”, nos contó en un descanso.
Hubo quienes participaron por primera vez. Se veían nerviosos. Movían los pies con frecuencia, le sudaban las manos, y si las tocabas, las tenían frías. Sin embargo, había una atmósfera de empatía y ganas de mostrar lo que la poesía hace en quienes la escuchan.
Emily Dumois, otra participante, nos contó que sus momentos más cercanos a las dinámicas de un Slam habían sido los chanchullos poéticos, espacios de micrófono abierto y esparcimiento. “Mi poesía va mucho de lo que piense y sienta en el momento, está relacionada con la literatura que estudio. Es la primera vez que participo en un evento de este tipo, es una experiencia abarcadora y nueva para mí; hacen falta momentos así para visibilizar a más jóvenes”, nos dijo.
Al concluir esta jornada tuvimos tres primeros finalistas, que pasaban a la final del día 15 de abril: Max Fonseca, Papagoza y Andy Ruiz. La euforia para el día siguiente ya se sentía y aún no nos íbamos de la sede del evento.
A las 2:00 pm del día 14 ya estábamos en Habana Espacios Creativos. Otra jornada llena de júbilo, aplausos, gritos, y de abrazos para les poetas que agradecían el calor de un público compuesto por vecinos y vecinas suyos, de la localidad, y turistas que por allí pasaban. Cada concursante que tomó el micrófono entre sus manos nos hacía pensar y cuestionar la realidad con sus letras, nos llegaba profundo.
Mientras veíamos y escuchábamos las interpretaciones de la segunda jornada pudimos disfrutar de Las pociones de Diego, emprendimiento que brindó una coctelería curiosa y enigmática. No se sabía con exactitud sus ingredientes, pero sí que el resultado era para deleitarse.
Mavel y Delvis, fotógrafas del evento, captaban con sus cámaras las expresiones despertadas por los poemas en la atmósfera slammera. El Dj pinchaba con temas que fortalecían las emociones de orgullo afrocubano. La jornada concluyó con un empate, por el tercer lugar, entre Damarys Benavides y Yordanis Febles. El segundo y primer lugar le correspondieron a Irina Rodríguez y Plácido Pasillo, respectivamente.
El 15 de abril la euforia y la ansiedad en el ambiente eran palpables. En la segunda ronda de esta final, Damarys Benavides nos recitó un fragmento de poesía en lenguaje de señas. Entendimos que la inclusión es empatizar con realidades no hegemónicas, enseñanza muy necesaria en espacios como estos.
“No sabía que hacía Slam. Fue Lourdes La Cimarrona la que al escuchar mi segundo CD me dijo que lo que yo hacía era Slam, te hablo más o menos del año 2014. Después conocí a muy buenos slamerxs: Amet, Pablo D., Elier, África, Afibola y muchos de los que no recuerdo su nombre, mi memoria es mala”, nos confesó Damarys.
El talento y las buenas letras provocaron un triple empate. Hubo que ir a una cuarta ronda para decidir el segundo y tercer lugar, que correspondieron a Andy Ruiz y Plácido Pasillo, respectivamente. Finalmente, el ganador del Slam Cuba 2023 fue Yordanis Febles, quien nos confesó: “Mi poesía surge de lo poco que tuve, sentía que la abundancia la encontraba al escribir, vengo de la necesidad, y esa necesidad la hice poesía”.
Quedan deudas pendientes para los próximos encuentros de Slam Nacional como la de una mayor participación de otras provincias del país además de La Habana y Santiago de Cuba para la visibilizar el Slam que se está haciendo en otras regiones de Cuba.
Damarys nos comentaba su deseo de que el Slam fuera visto como una fiesta poética, un compartir, una familia, y así fue como lo sintieron las personas que participaron en Slam Cuba 2023, una familia unida por el amor a pensar, escribir, leer, respirar poesía. Al preguntarle a Luz de Cuba cuál frase representa este primer torneo de Slam en Cuba nos dijo que Ashé: “Que significa que sí, que se haga, que así sea. Eso significa la palabra Ashé, sí se hizo, se está haciendo”.